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La tecnología sigue avanzando y evolucionando a velocidad de crucero. Casi produce vértigo mirar atrás y comprobar de dónde venimos, y todo lo que se ha logrado en el mundo de la informática en los últimos años. Ordenadores mucho más potentes y al alcance de cualquiera. Pequeños dispositivos que nos ayudan en el día a día, y que nos hacen la vida más sencilla tanto en casa como en la calle. Videojuegos que han logrado ya un nivel de perfección y realismo absolutamente espectacular… A estas alturas ya nadie osa decir que las consolas son solo juguetes para niños. El entretenimiento virtual, desde los videojuegos a las series y películas online, ha llegado para quedarse, y ha cambiado incluso nuestra manera de comportarnos. Nuestro tiempo libre ahora suele estar ligado a una pantalla… así que más vale que esta sea de buena calidad, al menos si hablamos de un monitor gaming.

Hay quien prefiere disfrutar de los videojuegos en una buena pantalla de televisión, a través de una videoconsola de última generación. Crearnos un centro de entretenimiento en el salón suele ser una opción muy interesante, sobre todo si somos consoleros. Sin embargo, también sigue habiendo una gran cantidad de jugadores que prefieren disfrutar en el PC. Los ordenadores ofrecen un gran catálogo de juegos, tanto de forma física como virtual, a los jugadores. Esta plataforma, que podría parecer menor a estas alturas en comparación con las consolas, sigue manteniéndose a flote. Más ahora, con el empuje de las plataformas de streaming como Youtube o Twitch, donde la mayoría de streamers juegan en PC. Tener un buen ordenador es imprescindible para estar al día de todos los juegos potentes y no quedarnos atrás en esta carrera infinita. Pero no se trata solo de poder mover el juego a unos buenos frames por segundo, sino también de disfrutar de la mayor calidad de imagen posible. Y para eso, donde tenemos que enfocarnos es en los monitores.

Cuándo hacerte con un monitor gaming

El término gaming se viene utilizando con demasiado soltura en los últimos años, en ocasiones para referirse a algo propio de los juegos, pero otras muchas veces para darle mayor “modernidad” a un dispositivo cualquiera. No todos los teclados son gaming. No todos los ratones son gaming. Y por supuesto, tampoco todos los monitores lo son. Sin embargo, los que se autodenominan así tampoco tienen características excesivamente especiales, o muy diferentes a los buenos monitores. Un monitor gaming es aquel que cuenta con posibilidades para poder jugar con la mayor calidad posible. Tenga más o menos luces, lleve ese apelativo detrás o no. Cualquier monitor que pueda ofrecernos buena calidad de imagen y un refresco adecuado puede ser gaming. Así que la decisión de encontrarlo se tomará cuando realmente lo necesitemos, cuando queramos jugar de verdad, con todas las ventajas, especialmente en competitivo.

Tamaño de pantalla y resolución

Lo primero en lo que nos fijamos a la hora de comprar una pantalla es en su tamaño. Por razones obvias, además. Como veremos después, no solo cuenta el tamaño de la pantalla, sino también su tipo de imagen, ya que no es lo mismo un monitor de 16:9 que uno de 21:9, aunque tengan las mismas pulgadas. Para un monitor gaming adecuado, lo más usual es irnos ya a las 27 pulgadas, un tamaño que casi se ha instaurado como “homologado”. En cuanto a la resolución, a estas alturas y con la vista puesta en el futuro, debemos ir sin duda a por los 4K. Podemos quedarnos con monitores FullHD o 2K, pero en unos años notaremos la diferencia, porque la mayoría de juegos ya se moverán a mayores calidades, aunque sea por resampleo. Para guardarnos las espaldas y estar tranquilos teniendo monitor para varios años, el 4K es la respuesta.

El HDR y sus variantes

¿Qué significa HDR? Se trata del High Dinamic Range, el Alto Rango Dinámico, una característica que hoy por hoy suelen traer muchos monitores y también televisiones. Hablamos de una imagen con un mejor contraste y rango dinámico, con más colores y un realismo mayor incluso en escenas peor iluminadas. Ese HDR dota a los juegos de una mejor estabilización cuando pasamos de escenas más oscuras a otras más claras, algo que en muchas ocasiones puede provocarnos molestias. Existen diferentes tipos de tecnología HDR, algunos más eficientes que otros, así que nos informaremos bien para conocer la que trae el monitor que estemos mirando. Actualmente, el sistema Dolby Vision es el más puntero, ofreciendo una calidad de imagen apabullante en todo tipo de escenarios. Claro que eso también se paga, como veremos después.

Monitor gaming ultra panorámico

Ya comentábamos arriba, al hablar del tamaño de la pantalla y la resolución, que también era imprescindible entender sobre el formato. Y es que nosotros, actualmente, acostumbrados a verlo todo en formato 16:9. Sin embargo, muchos monitores están empezando a volverse más anchos en los últimos tiempos, para ofrecer un mayor rango de visión horizontal. Eso hace que haya monitores de 19:9 o 21:9, el formato más utilizado por los llamados ultrawide. Este tipo de monitores suelen utilizarse para trabajar con vídeo o música, pero también están llegando al mundo del gaming, adaptándose muchos videojuegos a este formato. De hecho, los jugadores que lo utilizan afirman que con estos monitores su experiencia es mucho más inmersiva. Pueden ser tanto planos como curvos, pero lo importante es entender que vamos a tener mucho campo de visión que cubrir con estos monitores.

El precio

Y llegamos a otro punto primordial a la hora de comprar un monitor, o cualquier cosa, en realidad. Tenemos un presupuesto del que seguramente no podamos salirnos, así que el precio también será una característica importantísima para elegir nuestro monitor. Si queremos que reúna todo lo nombrado anteriormente en tamaño, calidad y demás, lo más probable es que tengamos que irnos a los 300 euros como mínimo. La tecnología 4K encarece bastante el precio. Además, deberíamos fijarnos en la tasa de refresco y en la latencia del monitor, otros dos puntos clave para elegirlo. Con 400-500 euros podemos comprarnos una buena pantalla que nos dure mucho tiempo y sea perfecta para jugar, en máxima calidad, con una tasa de refresco adecuada. Esto también dependerá del ordenador que tengamos, claro está. Si nuestro monitor es una bestia que lo mueve todo, pero nuestra gráfica no pasa de los 60 fps en calidad media, tampoco vamos a poder aprovecharlo. Ambas máquinas deben ir en conjunción.