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Los negocios están evolucionando a una velocidad y de una forma nunca vista hasta ahora. Internet y las nuevas tecnologías están cambiando por completo nuestro mundo, y se ha llegado a ese punto que supone adaptarse o morir. Incluso los pequeños negocios de barrio, los de toda la vida, están abriendo sus propias redes sociales para mantener a su clientela al tanto de ofertas, o expandirse a nuevos clientes. Todos quieren estar en la red, porque se ha convertido en una especie de segundo mundo para nosotros, una dimensión virtual en la que la mayoría pasa mucho tiempo. Dependerá, por supuesto, de la situación de cada cual, pero hoy por hoy comprar online, encontrar un restaurante gracias a Google o comparar precios por Internet es lo más habitual del mundo. Esto ha llegado al punto en el que incluso los oficios más físicos y antiguos, como la prostitución, están viviendo su mayor revolución en siglos.

Uno podría pensar que, al ser un trabajo meramente físico y presencial, las trabajadoras sexuales no dependerán tanto de Internet. No pueden teletrabajar, o realizar sus servicios a través de Internet… hasta ahora. De hecho, la prostitución virtual se ha vuelto muy popular a partir de los últimos años, especialmente con los confinamientos y la pandemia. Y es que cuando una prostituta no puede realizar sus servicios físicamente, por no poder salir de casa, debe buscar cualquier forma de llegar a los clientes. Y la red es una herramienta muy útil en este sentido. Obviamente no será lo mismo que echar un polvo en vivo y en directo, con todo lo que eso supone, pero la tecnología ya permite un nivel de intensidad muy especial con el sexting. Esto ha llevado incluso a muchas jóvenes a comenzar una carrera en la prostitución virtual, sin considerarse prostitutas, ya que no han tenido contacto directo con los clientes. Podríamos discutir si son o no prostitutas todas aquellas jóvenes que se muestran en Internet, en Onlyfans o en chats, con actitud evidentemente explícita. Pero la pregunta que nos hacemos hoy, en realidad, tiene que ver con las escorts y sus diferencias con respecto a las prostitutas. ¿Son lo mismo? ¿Qué distingue a unas y a otras?

La prostitución, un oficio muy actual

Para poner un poco en contexto todo el asunto, debemos entender que la prostitución es un oficio antiguo, pero a la vez muy actual. De hecho, y aunque no sea cierto aquello de que es el más antiguo del mundo, sí que se tiene constancia de intercambios de sexo por dinero o bienes hace miles de años. Es una constante en todas las culturas y sociedades, porque el sexo se consideraba un servicio más, como quien corta leña o caza un animal. Si hay alguien interesado en disfrutar de un rato de pasión con una mujer o un hombre, y puede ofrecerle algo a cambio que le interese, el trato se cerrará. Funcionaba así en la Antigüedad y sigue siendo lo mismo hoy en día, a pesar de que en muchos lugares, la prostitución haya sido prohibida.

El aspecto social y sobre todo el moral han hecho que la prostitución cada vez sea un trabajo peor visto. De hecho, en Roma no estaba mal entregar tu cuerpo a cambio de dinero, pero sí que estaban mal vistas las mujeres que lo hacían, porque solían ser esclavas. Tal vez la mala prensa que siempre han tenido las trabajadoras sexuales venga precisamente de ahí, y de la imposición religiosa del placer como pecado. Sea como fuere, los tiempos están cambiando, y las chicas, por su propia conciencia y decisión, deciden entrar en el mundo del sexo profesional para encontrar nuevas experiencias o altos ingresos. Lo hacen como modelos eróticas, a través de Internet, pero también como escorts y prostitutas. ¿Cuáles son las diferentes entre ambos oficios? Las vamos a comprobar a continuación.

Prostitutas, la designación general

Empezaremos diciendo que la palabra prostituta designa habitualmente a cualquier mujer que ofrezca servicios sexuales a cambio de dinero. Dependiendo de cada cual, aquí entrarían desde las modelos que se masturban ante una webcam hasta las mujeres que trabajan en la calle y se entregan con los clientes. De hecho, prostituta es el término más general para designarlas, más allá de otros más despectivos como puta o ramera. Una prostituta siempre va a cobrar por sus servicios, como lo hace cualquier otro trabajador, algo que entendemos es lo lógico. Sin embargo, su trabajo siempre estará en entredicho, por el carácter sexual del mismo. Esto no tiene que ver realmente con su deseo o su  necesidad, sino con la moralidad que nos dice que entregarnos a cualquier no está bien.

Cuando la moralidad se convierte en ley, los problemas empiezan. Por eso hay muchísimas prostitutas perseguidas hoy en día en todo el mundo, solo por intentar hacer su trabajo para sobrevivir. La imagen que tenemos de ellas es la de mujeres con pocos recursos, que necesitan de estos servicios para poder salir adelante. Chicas más o menos exuberantes que aprovechan el deseo de muchos hombres para saciarles y conseguir así un ingreso extra. La prostitución es ilegal en muchos países del planeta, aunque otros han tomado la decisión de legalizarla, precisamente para controlarla mejor. De esa manera se busca terminar con la explotación, los abusos y la esclavitud, dándole la oportunidad a las propias chicas de tomar las riendas de sus servicios, que serán cien por cien para ellas.

Escorts, las acompañantes de alto standing

Pasamos ahora a definir a las escorts, que para muchos siguen siendo prostitutas, a pesar de las diferencias claras que las separan. Las chicas que trabajan como escorts suelen ser sencillamente acompañantes de alto standing, mujeres hermosas, cultas y preparadas para fingir ser la pareja de algún hombre de negocios. Es habitual que estas chicas trabajen solo durante los eventos importantes como cenas, galas y demás. De hecho, muchas de ellas tienen tarifas especiales si el hombre quiere tocarlas, besarlas, etc… Las escorts son básicamente acompañantes, novias ficticias que se presentan en público con el cliente, algo totalmente distinto a lo que hacen precisamente las prostitutas.

¿Existen escorts que realizan también servicios sexuales? Por supuesto que las hay, y en muchos casos uno va unido a lo otro. Pero una escort no tiene que ser una trabajadora sexual, al menos no por definición. La chica puede tener varias tarifas, según el tipo de servicio que el cliente le proponga. Al tener que trabajar sobre todo de cara al público, las escorts son elegantes, educadas e instruidas, ya que deben dar una buena imagen para que su cliente también la de. Es por ello que muchos buscan a chicas universitarias, jóvenes y hermosas, para que sean sus acompañantes en eventos de alto standing. La velada puede acabar o no en sexo, pero las escorts no están obligadas a acostarse con sus clientes, solo a cumplir con lo prometido por el servicio contratado.